- El ejecutivo federal ratificó su determinación de retirarse de la política en cuanto concluya el sexenio: “yo me jubilo; no quiero ser jefe máximo ni líder moral ni caudillo, mucho menos cacique. Yo ya termino mi ciclo”.
Mesa de Redacción.- Durante su conferencia matutina en Palacio Nacional, el presidente Andrés Manuel López Obrador sostuvo que en materia política “no hay títeres con poder; cuando llega a un cargo público nadie acepta ser manipulado. Se dan casos de manera esporádica”.
Sin pretender involucrarse en la etapa final de las precampañas presidenciales, López Obrador evadió las preguntas acerca de las aseveraciones de la aspirante opositora, Xochitl Gálvez, relacionadas con que la precandidata de Morena, Claudia Sheinbaum, deba pedir permiso para debatir con sus adversarios.
Tras rechazar ese supuesto, el ejecutivo federal ratificó su determinación de retirarse de la política en cuanto concluya el sexenio: “yo me jubilo; no quiero ser jefe máximo ni líder moral ni caudillo, mucho menos cacique. Yo ya termino mi ciclo”. También apeló a la historia para eludir entrometerse en las precampañas, que ya llegan a su fin.
Señaló que muy esporádicamente en la historia política del país se han dado casos de que quien ejerce el poder en turno pretenda manipular a otros políticos para prolongar su mandato. “Fue el caso de Porfirio Díaz, quien puso a su compadre Manuel González, porque había llegado al poder por la fuerza (…) con la bandera de la no relección; escribió en ese entonces que nadie se perpetúe en el poder. Y esta sería la última revolución, después se lo aplicaron a él.
Porque claro que usó la bandera de la no relección, pero él llegó y se quedó 34 años.
“A finales de 1876 ni modo que siguiera; entonces tuvo necesidad de dejar la Presidencia cuatro años a su compadre Manuel González, ya con el plan de que después él iba a regresar y se iba a quedar, como hizo”.
En contraste, el jefe del ejecutivo expuso, casos donde se frustró este tipo de acciones, como la pretensión de Álvaro Obregón de volver al poder; Plutarco Elías Calles en su momento e incluso Luis Echeverría Álvarez, durante el gobierno de José López Portillo. Las pretensiones de prorrogar su influencia terminaron en las Islas Fiji, adonde fue enviado como embajador, finalizó.